Todo lo que ingieres tiene algún impacto en tu cuerpo y/o en tu cerebro, pero la mayoría de las personas no piensan en cómo lo que comen y beben a lo largo del día puede afectar su estado de ánimo o salud mental. Si estás en recuperación, podrías descubrir que necesitas adaptar tu dieta.
¿Por qué el estar en recuperación podría afectar mi dieta?
Aprender e integrar nuevos hábitos
Quizás hayas escuchado la frase “la comida es combustible”: los alimentos y las bebidas que ingieres determinan los nutrientes que obtienes e inciden en tu capacidad para funcionar. Comer teniendo en cuenta la salud mental Puede beneficiar a cualquier persona, pero especialmente a quienes se recuperan de su salud mental. Dependiendo de sus hábitos alimenticios previos o actuales, esto podría suponer un cambio significativo en su estilo de vida. También podría necesitar (o querer) cambiar su relación con el alcohol y/o la cafeína.
Problemas digestivos e intestinales
Tu cuerpo reacciona muy bien a los cambios; incluso los buenos cambios suelen ser estresantes. A medida que tu mentalidad y estilo de vida cambian, podrías notar... efectos gastrointestinales Por cómo eres El cuerpo reacciona al estrésSi bien el problema principal es el estrés, es posible que deba realizar cambios temporales en su dieta para evitar malestar estomacal u otros síntomas gastrointestinales.
Complicaciones de la medicación
Los problemas digestivos son efectos secundarios comunes de los medicamentos para la salud mental. Es posible que encuentre un medicamento que le funcione bien para su estado de ánimo, pero que requiera cambiar su dieta para limitar los problemas estomacales o asegurarse de obtener una nutrición adecuada. Para que algunos medicamentos funcionen mejor, es posible que deba reducir o limitar el consumo de alcohol o cafeína. Muchos medicamentos antiguos utilizados para tratar la depresión (especialmente... IMAO) tienen muchas restricciones dietéticas.
Odio esto.
No eres el único que se siente así. Gestionar tu salud mental requiere mucho esfuerzo, y tus hábitos de alimentación y bebida pueden parecer una parte abrumadora del proceso. Hay dos frustraciones principales que podrías experimentar:
Cambiar mi comportamiento es demasiado difícil.
Romper cualquier hábito es difícil, pero la comida tiene una fuerza emocional especialmente fuerte. Tus hábitos alimenticios se construyen en parte dentro de las vías de recompensa de tu cerebro. Por ejemplo, podrías haber usado comer o beber como estrategia de afrontamiento en el pasado y ahora necesitas no solo cambiar un hábito perjudicial, sino también encontrar una nueva forma de lidiar con el estrés y otras emociones incómodas. Es especialmente difícil si tienes que hacer cambios que ni siquiera quieres hacer. Hacer lo correcto para tu salud puede parecer más una carga que un beneficio. No es justo, pero piénsalo así: tu salud es valiosa y vale la pena cuidarla adecuadamente.
Consejos para facilitar el cambio de comportamiento
- Intente replantear el autocuidado como autocrianza. No todo lo que te hace sentir bien cuenta como autocuidado. Es fácil excederse con demasiadas cosas que te hacen sentir bien, pero que no te ayudan a consentirte. Intenta ver las situaciones como si estuvieras tomando decisiones sobre la salud de un niño o un ser querido.
- Encuentra a alguien que te ayude a mantenerte responsable. Es mucho más fácil hacer cambios y perseverar cuando alguien te anima y te ayuda a seguir adelante. Puede ser un amigo, un terapeuta o un grupo de apoyo en línea.
- Práctica aceptación radical. Tus sentimientos sobre tener que hacer estos cambios son válidos, pase lo que pase, pero aceptar la situación tal como es puede ayudarte a recuperar el control. No significa que estés contento con la situación ni que no sea dolorosa, pero es un gran paso para seguir adelante.
Cambiar mis hábitos está impactando mi vida social.
Quizás no puedas ser tan espontáneo como tus amigos porque ahora necesitas comer a horas específicas. O quizás siempre quieren salir a comer y no te sientes cómodo compartiendo que tienes problemas con el apetito. Quizás no te inviten a salir tan a menudo si usas excusas como que estás ocupado. Muchas actividades sociales giran en torno al consumo de alcohol, y puedes sentirte incómodo o avergonzado cuando expresas la necesidad de evitarlo. Incluso si tus amigos te aceptan y te apoyan, es difícil sentirse excluido de las reuniones o que no puedes disfrutar de la vida social que solías tener.
Consejos para situaciones sociales desafiantes
- Ábrete a tus amigos. Si aún no has hablado con tus amigos sobre tu salud mental y recuperación, este puede ser un excelente primer paso. No es necesario que te metas en una conversación extensa; el simple hecho de que sepan lo que te ocurre puede aliviar la presión y reducir los malentendidos.
- Tenga claros sus límites. Establecer nuevos límites con viejos amigos puede ser especialmente difícil. Conoce tus límites antes de entrar en un entorno social: esto significa pensar de forma proactiva en las situaciones que podrían surgir, con qué te sientes cómodo y con qué no, y cómo podrías reaccionar en ese momento.
- Conéctese con la comunidad de recuperación. Si estás haciendo cambios repentinos, es probable que las personas de tu entorno quieran saber qué está pasando. Esto no tiene nada de malo, pero dar explicaciones puede ser agotador. Hacer amistad con otras personas que se están recuperando y que se preocupan activamente por su bienestar mental puede brindarte apoyo social, donde te resultará más fácil ser tú mismo/a. Puedes encontrar a otras personas con experiencia similar en grupos de apoyo, a través de programas y profesionales de salud mental, o en línea.