Tu intestino es sensible a emociones como la ira, la ansiedad, la tristeza y la alegría, y tu cerebro puede reaccionar a las señales del sistema digestivo. Aprender sobre la conexión entre el intestino y el cerebro puede ayudarte a mejorar tu salud mental y física.

Contenido de este artículo:
¿Qué es “el intestino”?

¿Cómo se conecta el intestino con el cerebro?

¿Cómo se relaciona el microbioma intestinal con la salud mental?

Consejos para cuidar tu intestino

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Puntos principales

Tu intestino y tu cerebro están conectados: El estómago y el cerebro se comunican entre sí. El cerebro y el intestino tienen nervios y sustancias químicas especiales que ayudan a controlar la digestión y las emociones.

Tu intestino afecta tus sentimientos: Las diminutas bacterias intestinales pueden cambiar cómo te sientes. El estrés y la tristeza pueden afectar tu sistema digestivo, y un intestino enfermo puede hacerte sentir más ansioso o deprimido.

Cuida tu intestino: Comer alimentos saludables como frutas, verduras y yogur ayuda a que el intestino funcione bien y puede afectar positivamente el estado de ánimo.

¿Qué es “el intestino”?

El intestino incluye todos los órganos que participan en la digestión de los alimentos y su procesamiento para convertirlos en desechos. El revestimiento intestinal a menudo se denomina "el segundo cerebro" porque contiene una amplia red de células nerviosas que regulan la digestión por sí sola. El intestino también produce muchas de las mismas sustancias químicas que produce el cerebro para sentirse bien, como serotonin y dopamina.

¿Cómo se conecta el intestino con el cerebro?

El intestino o "segundo cerebro" se comunica con el cerebro. Están conectados de dos maneras principales:

  • Físicamente: El nervio vago es la conexión directa del intestino con el cerebro. Controla los mensajes que llegan al intestino, así como al corazón, los pulmones y otros órganos vitales.
  • Químicamente: El intestino también se conecta con el cerebro a través de sustancias químicas como hormonas y neurotransmisores que envían mensajes. Estos mensajes químicos que se transmiten entre el intestino y el cerebro pueden verse afectados por las bacterias, virus y hongos que viven en el intestino, llamados "microbioma intestinal". Las bacterias, virus y hongos que viven en el intestino pueden ser beneficiosos, inofensivos o perjudiciales.

¿Cómo se relaciona el microbioma intestinal con la salud mental?

El conocimiento de que existe una conexión entre la digestión y la emoción. Tiene raíces en antiguas tradiciones culturales de todo el mundo.Hoy en día, sabemos que existe una fuerte relación entre los problemas de salud mental y la presencia de síntomas gastrointestinales como acidez, indigestión, reflujo ácido, hinchazón, dolor, estreñimiento o diarrea.

Tener ansiedad y depresión Puede causar cambios en el microbioma intestinal. debido a lo que sucede en el cuerpo cuando responde al estrés. Cuando el intestino está bajo estrés, Menos sustancias químicas que nos hacen sentir bien, como serotonin y dopamina, se liberan. Las investigaciones muestran que esto puede Contribuyen a los síntomas de depresión, ansiedad y esquizofrenia..

Consejos para cuidar tu intestino

  • Comer una dieta equilibrada: Esforzarse por llevar una dieta equilibrada y nutritiva es lo más importante que una persona puede hacer para mantener su intestino sano. Procure llevar una dieta rica en cereales integrales, carnes magras, pescado, frutas y verduras.

    Tú conoces tu cuerpo mejor que nadie. Piensa en qué alimentos te dan más energía.

  • Prebióticos: También es importante alimentar a las bacterias beneficiosas, virus y hongos que viven en el intestino con lo que les gusta para crecer. Estos alimentos se llaman prebióticos.

    Los alimentos prebióticos son ricos en fibra y funcionan mejor crudos. Prueba con espárragos, plátanos (sobre todo si no están muy maduros), ajo, cebolla o jícama. Si no te gusta el sabor crudo de estos alimentos, puedes cocinarlos ligeramente al vapor para aprovechar al máximo sus beneficios prebióticos. Los tomates, las manzanas, las bayas y los mangos también son buenas opciones prebióticas.

  • Probióticos: También puedes comer bacterias. Los probióticos son bacterias vivas presentes en los alimentos. Consumir probióticos puede ser complicado. Los tipos y las cantidades de bacterias en los probióticos varían, y al calentar los alimentos, estas suelen morir. Algunos ejemplos de alimentos probióticos son el yogur (la etiqueta debe indicar cultivos vivos o activos), el chucrut y el kimchi sin pasteurizar, la sopa de miso, el kéfir (una bebida similar al yogur), la kombucha (té negro fermentado), el tempeh (hecho con soja) y el vinagre de sidra de manzana.

    También puedes adquirir suplementos probióticos para fomentar el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, pero es importante elegir los adecuados. Asegúrate de que el tipo de bacteria esté indicado en el envase (Bifidobacterium y Lactobacillus son algunas de las más comunes) y de que la etiqueta indique que las bacterias están vivas y que contienen miles de millones de unidades formadoras de colonias (UFC). Es posible que algunos necesiten conservarse en el refrigerador.

Otras cosas a considerar:

  • Los antibióticos eliminan las bacterias dañinas, pero también las beneficiosas que mantienen el buen funcionamiento del intestino. Tomar probióticos y prebióticos después de un tratamiento con antibióticos puede ayudar a la recuperación intestinal.
  • Si tiene problemas intestinales, como malestar estomacal o hábitos intestinales inusuales que no desaparecen, es importante consultar con un médico. Comience con su médico de cabecera. Es posible que le recomiende consultar con un gastroenterólogo.

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