El trastorno de conducta es un patrón de comportamiento repetitivo y persistente en niños y adolescentes, en el que se violan los derechos de los demás o las normas sociales básicas. El niño o adolescente suele presentar estos patrones de comportamiento en diversos entornos —en casa, en la escuela y en situaciones sociales— y causan un deterioro significativo en su funcionamiento social, académico y familiar.

El trastorno de conducta es más común en niños que en niñas; estudios indican que la tasa en niños de la población general oscila entre 6% y 16%, mientras que en niñas oscila entre 2% y 9%. El trastorno de conducta puede aparecer de forma temprana, antes de los 10 años, o en la adolescencia. Sin embargo, los niños que presentan un trastorno de conducta de inicio temprano tienen mayor riesgo de presentar dificultades persistentes, así como de tener relaciones problemáticas con sus compañeros y problemas académicos. Tanto en niños como en niñas, el trastorno de conducta es uno de los trastornos que se diagnostican con mayor frecuencia en entornos de salud mental.

Signos y síntomas

Las conductas características del trastorno de conducta incluyen:

  • Conducta agresiva que causa o amenaza con dañar a otras personas o animales, como acosar o intimidar a otros, iniciar a menudo peleas físicas o ser físicamente cruel con los animales.
  • Conducta no agresiva que causa pérdida o daño a la propiedad, como provocar incendios o la destrucción deliberada de la propiedad de otros.
  • Engaño o robo, como entrar en la casa o el coche de alguien, o mentir o “estafar” a otros.
  • Violaciones graves de las normas, como quedarse fuera de casa durante la noche cuando está prohibido, huir de casa durante la noche o faltar a la escuela con frecuencia.

Muchos jóvenes con trastorno de conducta pueden tener dificultades para sentir y expresar empatía o remordimiento, así como para interpretar las señales sociales. Estos jóvenes suelen malinterpretar las acciones de los demás como hostiles o agresivas y responden intensificando la situación hasta convertirla en conflicto. El trastorno de conducta también puede estar asociado a otras dificultades, como el consumo de sustancias, las conductas de riesgo, los problemas escolares y las lesiones físicas causadas por accidentes o peleas.

Investigación

Las investigaciones recientes sobre el trastorno de conducta han sido muy prometedoras. Por ejemplo, se ha demostrado que la mayoría de los niños y adolescentes con trastorno de conducta no presentan problemas de conducta ni problemas con la ley en la edad adulta; la mayoría de estos jóvenes se desenvuelven bien en la adultez, tanto social como laboralmente. Los investigadores también están comprendiendo mejor las causas del trastorno de conducta, así como del comportamiento agresivo en general. El trastorno de conducta tiene componentes genéticos y ambientales. Es decir, si bien es más común entre los hijos de adultos que presentaron problemas de conducta en su juventud, existen muchos otros factores que, según los investigadores, contribuyen a su desarrollo. Por ejemplo, los jóvenes con trastorno de conducta parecen presentar deficiencias en el procesamiento de la información social o las señales sociales, y algunos pueden haber sido rechazados por sus compañeros en su infancia.

A pesar de los primeros informes que indican la ineficacia del tratamiento para este trastorno, varias revisiones recientes de la literatura han identificado enfoques prometedores para el tratamiento de niños y adolescentes con trastorno de conducta. Los enfoques más eficaces intervienen lo antes posible, son estructurados e intensivos, y abordan los múltiples contextos en los que los niños presentan conductas problemáticas, como la familia, la escuela y la comunidad. Entre los ejemplos de enfoques terapéuticos eficaces se incluyen la terapia familiar funcional, la terapia multisistémica y los enfoques cognitivo-conductuales, que se centran en el desarrollo de habilidades como el manejo de la ira. La intervención farmacológica por sí sola no es suficiente para el tratamiento del trastorno de conducta.

El trastorno de conducta tiende a coexistir con otros trastornos emocionales y conductuales de la infancia, en particular Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) Trastornos del estado de ánimo (como la depresión)Los trastornos de conducta coexistentes y los problemas de abuso de sustancias deben tratarse de manera integrada y holística.

Tratos

La evaluación y el diagnóstico de un trastorno de conducta (o cualquier trastorno emocional o conductual infantil) deben ser realizados por un profesional de la salud mental, preferiblemente con formación en salud mental infantil. Cualquier diagnóstico debe realizarse en consulta con la familia del niño. El proceso de evaluación debe incluir la observación del niño, la conversación con él y su familia, el uso de instrumentos estandarizados o entrevistas diagnósticas estructuradas, y la anamnesis, incluyendo una historia clínica completa, tanto médica como familiar y social. Al evaluar y diagnosticar cualquier trastorno emocional o conductual infantil, el profesional de la salud mental debe considerar el contexto socioeconómico en el que se desarrolla la conducta del niño.

Una evaluación precisa y un tratamiento adecuado e individualizado garantizarán que todos los niños estén preparados para afrontar los hitos del desarrollo de la infancia y la adolescencia y adaptarse con éxito a la edad adulta. El tratamiento debe brindarse en el entorno menos restrictivo posible.

¿Qué puedo hacer si estoy preocupado por un niño?

  • Obtenga más información sobre el trastorno de conducta, incluyendo investigaciones recientes sobre enfoques de tratamiento eficaces. Contacte con la NMHA para obtener recursos adicionales sobre el trastorno de conducta u otros trastornos emocionales o conductuales de la infancia.
  • Consulte con un profesional de salud mental, preferiblemente uno que esté capacitado en salud mental infantil.
  • Explore las opciones de tratamiento disponibles. El tratamiento debe ser individualizado para satisfacer las necesidades de cada niño, centrado en la familia y apropiado para su desarrollo y cultura.
  • Encuentre un grupo o una organización de apoyo familiar en su comunidad.