Recibir un diagnóstico y vivir con una enfermedad grave como el virus de la inmunodeficiencia humana/virus de la inmunodeficiencia adquirida (VIH/SIDA) puede tener un gran impacto emocional en su vida. Los desafíos que puede enfrentar incluyen afrontar la realidad de vivir con una enfermedad crónica y tener que manejar cualquier afección de salud mental que pueda presentarse. Si tiene VIH o SIDA, es importante que cuide no solo su salud física, sino también su salud mental. Si bien no todas las personas con VIH enfrentarán estos desafíos, para quienes sí lo hacen, un plan de tratamiento bien pensado es fundamental.
El VIH/SIDA puede aumentar el riesgo de padecer problemas de salud mental
Si bien los problemas de salud mental son comunes en los Estados Unidos, quienes viven con VIH tienen tasas más altas de problemas de salud mental que quienes no lo tienen.
- Las personas que viven con VIH tienen el doble de probabilidades de tener depresión en comparación con aquellas que no tienen VIH. [1]
- Las personas con VIH/SIDA tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo, de ansiedad y cognitivos. [2]
¿Cómo aumenta el VIH/SIDA el riesgo de padecer problemas de salud mental?
Recibir un diagnóstico de cualquier enfermedad crónica puede ser extremadamente estresante, y es completamente normal tener una reacción emocional al enterarse de que se es VIH positivo. Sin embargo, cuando el estrés se prolonga y no se trata, pueden desarrollarse afecciones como la depresión y la ansiedad. El estrés crónico también se ha relacionado con una menor capacidad para combatir virus como el VIH. [3]
Algunos factores estresantes que pueden surgir con el VIH/SIDA son la dificultad para obtener los servicios necesarios, administrar la medicación contra el VIH, tener que comunicar a otros que se es VIH positivo y enfrentarse al estigma asociado con el VIH/SIDA. Además, las personas con VIH/SIDA pueden sentirse deprimidas al tener que hacer cambios en su estilo de vida, aceptar la posibilidad de una vida más corta o perder el contacto con amigos o familiares que podrían no comprender la realidad de la enfermedad.
El propio virus del VIH aumenta el riesgo de padecer enfermedades mentales porque causa una inflamación importante en el organismo. Todo el cerebro, incluyendo su revestimiento, se inflama como resultado del intento del cuerpo de combatir el virus. Esto causa irritación e inflamación del tejido cerebral o de los vasos sanguíneos, lo que a largo plazo resulta en daño cerebral no traumático. El daño cerebral es un factor de riesgo conocido para desarrollar enfermedades mentales. [4]
Dado que el VIH afecta el sistema inmunitario, existe una mayor probabilidad de contraer otras infecciones, como la neumonía y la tuberculosis, que también afectan el cerebro y el sistema nervioso. Esto puede provocar cambios en el comportamiento y el funcionamiento. [5]
Los cambios en el sistema nervioso no suelen ocurrir hasta que el VIH ha avanzado y se ha convertido en sida. Aproximadamente la mitad de los adultos con sida padecen afecciones neurológicas relacionadas con el VIH. [6]
Tratamientos y Terapias
El VIH se trata con una combinación de medicamentos llamada terapia antirretroviral (TAR). La TAR ha avanzado mucho a lo largo de los años y, al comenzar a tomar estos medicamentos tan pronto como reciba el diagnóstico, mejorará y protegerá su salud y la de sus parejas sexuales. Iniciar la terapia antirretroviral puede afectar la salud mental de una persona de diferentes maneras.
Quizás descubra que comenzar el tratamiento y saber que puede frenar la progresión del virus alivia algunos síntomas de ansiedad y depresión y le da una sensación de control sobre su salud. Dar este paso positivo puede mejorar su percepción de sí mismo y del futuro.
Como alternativa, se sabe que algunos medicamentos antirretrovirales causan síntomas de depresión, ansiedad y trastornos del sueño y pueden empeorar algunas afecciones de salud mental. [7]
Si nota que su salud mental empieza a deteriorarse después de empezar a tomar medicamentos para el VIH, contacte a su médico inmediatamente para hablar sobre sus síntomas. Podría sugerirle terapia o añadir un medicamento para su salud mental a su plan de tratamiento. Los estudios demuestran que tratar la depresión mejora los hábitos de salud y los resultados clínicos de las personas con VIH. [8]
Encontrar el tratamiento adecuado para la depresión lleva tiempo, al igual que la recuperación. Es importante ser abierto y honesto sobre todos los síntomas, tanto mentales como físicos, durante el tratamiento.
Otras formas de ayudarte a ti mismo
- Involúcrate en un grupo de apoyo.
- Pasa tiempo con personas alentadoras, como familiares y amigos, y habla sobre tus sentimientos.
- Encuentre actividades que alivien su estrés, como ejercicio o pasatiempos; aprenda métodos de relajación como meditación, yoga o respiración profunda.
- Coma comidas pequeñas y saludables a lo largo del día; limite la cantidad de cafeína que consume.
- Duerma lo suficiente cada noche para sentirse descansado.
La evaluación de la salud mental puede ayudar
Las investigaciones sugieren integrar los servicios de salud conductual, como las pruebas de detección, con la atención primaria del VIH para lograr un resultado más eficaz del tratamiento. Las pruebas de detección ofrecen una manera rápida y sencilla de detectar los primeros signos de enfermedades graves e inician la conexión con la atención médica durante las primeras etapas. Realice una prueba de detección en https://screening.mhanational.org/
Si usted o sus seres queridos estan sufriendo una crisis en su salud mental, porfavor localizar una sala de emergencia, contactar al 911, o llamar gratis a la linea directa de The National Suicide Prevention Lifeline, abierta 24 horas, 1.800.273.TALK (1.800.273.8255) y marque numero 2.
Fuentes
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., Institutos Nacionales de Salud (2019). VIH y salud mental.
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., Institutos Nacionales de Salud Mental (2016). VIH/SIDA y salud mental. Recuperado de https://www.nimh.nih.gov/health/topics/hiv-aids/index.shtml
Cohen, S., Janicki-Deverts, D., Doyle, W. J., Miller, G. E., Frank, E., Rabin, B. S., Turner, R. B. (2012). Estrés crónico, resistencia a los receptores de glucocorticoides, inflamación y riesgo de enfermedad. Actas de la Academia Nacional de Ciencias. DOI: 10.1073/pnas.1118355109
Whitney, NP, Eidem, TM, Peng, H., Huang, Y., Zheng, JC (2009). La inflamación media diversos efectos en la neurogénesis: relevancia para la patogénesis de la lesión cerebral y los trastornos neurodegenerativos. Revista de neuroquímica, 108 (6), 1343-1359. Recuperado de https://doi.org/10.1111/j.1471-4159.2009.05886.x
Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, Institutos Nacionales de Salud Mental, Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (2018). Hoja informativa sobre las complicaciones neurológicas del SIDA.
Pence, BW (2009). El impacto de la salud mental y las experiencias vitales traumáticas en los resultados del tratamiento antirretroviral para personas con VIH/SIDA. Revista de quimioterapia antimicrobiana, 63(4), 636–640. Recuperado de https://doi.org/10.1093/jac/dkp006