El trauma es una respuesta emocional a un evento angustiante o perturbador que supera la capacidad de la persona para afrontarlo. El trauma es subjetivo: una experiencia traumática para una persona puede no serlo para otra, pero eso no significa que sea menos real para la persona traumatizada.

Personas de todas las edades experimentan traumas, pero estos tienen un impacto especialmente duradero en los niños, ya que sus cerebros aún se encuentran en pleno desarrollo. A menudo, los niños y adolescentes carecen de las habilidades de afrontamiento necesarias para gestionar por sí solos el impacto de los eventos estresantes, ni del lenguaje necesario para explicar sus sentimientos (o incluso lo sucedido).

¿CÓMO SE VE EL TRAUMA EN EL AULA?

No existe una única forma en que los niños y adolescentes puedan responder al trauma, pero aquí hay algunas señales a las que debemos prestar atención:

  • Ira o irritabilidad excesiva
  • Reacciones de sobresalto inusuales
  • Aumento o reducción significativo del apetito
  • Agotamiento
  • Agresión (física o verbal)
  • Tardanzas/ausencias regulares en clase
  • Comportamiento perfeccionista o controlador
  • Dificultad para concentrarse
  • Dolores de cabeza o de estómago frecuentes
  • Baja confianza en sí mismo
  • Acaparamiento (snacks, útiles escolares)
  • Conductas de riesgo (consumo de sustancias, sexo)
  • Ataques de pánico
  • Autosuficiencia extrema o hiperindependencia
  • Huyendo
  • Desafío
  • Alejamiento de los compañeros (autoaislamiento o incapacidad para relacionarse o hacer amigos)

 

Es importante tener en cuenta que las respuestas al trauma pueden variar según la cultura, la raza, el género, la ubicación geográfica y otros factores, y todos los estudiantes han tenido diferentes experiencias traumáticas durante el último año. Muchos estudiantes y familias pueden haber lidiado con la ansiedad por las vacunas, pero probablemente no con tanta intensidad como los estadounidenses negros que recordaron el Estudio de Tuskegee. En cuanto a las conductas de respuesta al trauma, las niñas son más propensas a encerrarse en sí mismas y callarse o retirarse de entornos sociales, mientras que los niños son más propensos a mostrarse irritables o interrumpir la clase. Todo comportamiento es una forma de comunicación: si las acciones o el comportamiento de un estudiante son disruptivos o le parecen extraños, considérelo desde una perspectiva traumática y considere qué podría estar tratando de expresar como necesidades o deseos.

Desarrollo socioemocional: Experimentar un trauma, especialmente a una edad temprana, afecta la capacidad de los jóvenes para relacionarse con los demás y gestionar sus emociones. Sin habilidades de afrontamiento saludables, esto suele conducir a un mal comportamiento en clase, lo que puede reducir el tiempo de aprendizaje y aumentar las tasas de suspensión y expulsión.

Rendimiento académico: El trauma puede minar muchas habilidades cruciales para el aprendizaje, como el desarrollo del lenguaje y la comunicación, la capacidad de organizar y recordar información nueva y la comprensión lectora. Los estudiantes que enfrentan un trauma pueden experimentar pensamientos intrusivos o flashbacks que les impiden prestar atención en clase, estudiar o concentrarse durante las tareas con tiempo limitado. El trauma escolar (como el acoso escolar o los castigos injustos) a menudo lleva a la evasión escolar, dejando a los estudiantes más vulnerables rezagados académicamente. El trauma también afecta negativamente la autoestima de los jóvenes, lo que dificulta que se sientan motivados, orgullosos y comprometidos con su aprendizaje.

Si nota estos síntomas en un niño o adolescente, considere o recomiende una evaluación de salud mental. Una evaluación es una forma gratuita, anónima y confidencial de determinar si una persona presenta signos de una afección mental. Hay herramientas de evaluación para jóvenes y padres disponibles en MHAScreening.org. Una vez completada, los evaluadores reciben información sobre los siguientes pasos según los resultados. 

Tipos de trauma

Puede ser útil pensar en el "trauma con T mayúscula" y el "trauma con t minúscula". El trauma con T mayúscula es lo que la mayoría de la gente piensa cuando se trata de eventos traumáticos, como el abuso físico o la muerte repentina de uno de los padres. El trauma con t minúscula se refiere a eventos que pueden no ser tan obviamente traumáticos, pero que aun así pueden ser demasiado difíciles de procesar para el cerebro de un niño, como las peleas frecuentes entre los padres en casa o la dificultad para conectar con sus compañeros.

A continuación se presentan algunos problemas con los que los estudiantes pueden estar luchando este año escolar:

COVID-19: 
El miedo, la incertidumbre y la conmoción general que causó la pandemia han sido (y siguen siendo) traumáticos para muchos. Muchos jóvenes están lidiando con un profundo dolor: más de 1,5 millones de niños han perdido a su cuidador principal o secundario debido a la COVID-19.1 Tasas de consumo de sustancias2 y violencia/abuso familiar3 han aumentado durante la pandemia, e incluso el simple aumento de la ira y las discusiones en el hogar pueden ser traumáticas.

INJUSTICIA RACIAL: 
En Estados Unidos, los estudiantes negros, indígenas y de color (BIPOC) son vulnerables al trauma racial debido a que viven en un sistema de supremacía blanca. La discriminación y la violencia por motivos raciales han sido prominentes en la cobertura mediática, lo que puede ser un factor desencadenante y retraumatizante para los estudiantes con identidades marginadas.

TEMORES ESCOLARES: 
El inicio de un nuevo curso escolar suele ser especialmente difícil para los estudiantes que han sufrido acoso escolar o exclusión de sus compañeros. Muchos estudiantes pueden estar lidiando con una ansiedad severa por separación tras haber pasado más tiempo en casa recientemente, o si vieron menos a sus padres durante la pandemia debido a trabajos esenciales y temen que esto vuelva a suceder.

FUENTES

1Hillis, SD, Unwin, HJT, et al. (2021). Estimaciones mínimas globales de niños afectados por la orfandad asociada a la COVID-19 y fallecimientos de cuidadores: un estudio de modelización. La lanceta, 398(10298), 391-402.

2Abramson, A. (2021). Consumo de sustancias durante la pandemia. Monitor de Psicología, 52(2). https://www.apa.org/monitor/2021/03/substance-use-pandemic

3Usher, K., Jones, CB, et al. (2021). COVID-19 y violencia familiar: ¿Es esta una tormenta perfecta? Revista internacional de enfermería en salud mental, 30(4). https://doi.org/10.1111/inm.12876