Todos nos sentimos ansiosos o inquietos de vez en cuando. Tu primer día en un nuevo trabajo, planear un viaje largo, ir al dentista… te sudan las palmas de las manos, te sientes tembloroso, te late el corazón con fuerza. Un poco de ansiedad te ayuda a mantenerte concentrado en el trabajo. Sin embargo, cuando tu ansiedad es tan grave que interfiere con tu trabajo, te lleva a evitar ciertas situaciones o te impide disfrutar de la vida, podrías estar sufriendo una forma del trastorno mental más común: el trastorno de ansiedad.

Los trastornos de ansiedad no son solo cuestión de nervios. No se puede superar un trastorno de ansiedad solo con fuerza de voluntad, ni se pueden ignorar ni desear que desaparezcan los síntomas. Estos trastornos provocan ansiedad la mayor parte del tiempo, lo que hace que algunas situaciones cotidianas sean tan incómodas que se pueden evitar por completo. O bien, se pueden experimentar episodios ocasionales de ansiedad tan aterradores e intensos que el miedo puede paralizarnos.

Aunque estas afecciones pueden ser muy aterradoras e incapacitantes, también son muy tratables. Es importante reconocer los síntomas y buscar ayuda.

Tipos de fobias

Hay tres grupos principales de fobias que incluyen:

  • Fobias específicas (simples), que son las más comunes y se centran en objetos específicos.
  • Fobia social, que provoca ansiedad extrema en situaciones sociales o públicas, y
  • Agorafobia, que es el miedo a estar solo en lugares públicos de los que no hay salida fácil.

Fobias específicas o simples Producen un miedo intenso a un objeto o situación en particular que, de hecho, es relativamente seguro. Las personas que sufren fobias específicas son conscientes de que su miedo es irracional, pero la idea de enfrentarse al objeto o situación suele provocar un ataque de pánico o ansiedad severa.

Fobias específicas Pueden incluir miedo persistente a perros, insectos o serpientes; a conducir; a las alturas; a túneles o puentes; a tormentas eléctricas; y/o a volar. Se desconoce su causa, aunque parecen ser hereditarias y ligeramente más frecuentes en mujeres. Las fobias específicas suelen comenzar en la adolescencia o la edad adulta. Comienzan repentinamente y tienden a ser más persistentes que las fobias infantiles. Cuando los niños tienen fobias específicas, por ejemplo, miedo a los animales, estos miedos suelen desaparecer con el tiempo, aunque pueden persistir hasta la edad adulta. Se desconoce por qué persisten en algunas personas y desaparecen en otras.

Fobia social Puede generar miedo a ser humillado o avergonzado frente a otras personas. Este problema también puede estar relacionado con sentimientos de inferioridad y baja autoestima, y puede llevar a una persona a abandonar la escuela, evitar hacer amigos y permanecer desempleada.

Agorafobia Provoca ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones de las que podría ser difícil o vergonzoso escapar, como estar en una habitación llena de gente o en un ascensor. En algunos casos, los ataques de pánico pueden llegar a ser tan debilitantes que la persona puede desarrollar agorafobia por temor a sufrir otro ataque de pánico. En casos extremos, una persona con agorafobia puede tener miedo de salir de casa.

Aunque a veces se piensa que este trastorno se debe a la timidez, no es lo mismo. Las personas tímidas no experimentan ansiedad extrema en situaciones sociales, ni necesariamente las evitan. En cambio, quienes padecen fobia social pueden sentirse cómodos con la gente la mayor parte del tiempo, excepto en situaciones particulares. A menudo, la fobia social se acompaña de depresión o abuso de sustancias.

Las personas que sufren fobia social pueden:

  • Ver los pequeños errores como más exagerados de lo que realmente son
  • encuentran que sonrojarse es dolorosamente vergonzoso
  • sienten que todos los ojos están puestos en ellos
  • Miedo a hablar en público, a tener citas o a hablar con personas con autoridad.
  • miedo a usar baños públicos o comer fuera
  • miedo a hablar por teléfono o escribir delante de otras personas

Tratamiento

Nadie debería tener que soportar el terror de las fobias ni la constante ansiedad anticipatoria que a menudo las acompaña. Las fobias pueden superarse con el tratamiento adecuado. Una persona con fobia padece una enfermedad diagnosticable, y los profesionales de la salud mental se la toman muy en serio. Un médico o psicólogo colegiado debe realizar una evaluación médica y psiquiátrica completa para obtener un diagnóstico preciso y garantizar que los síntomas no sean causados por otra afección.

Por último, es fundamental cumplir con el tratamiento y colaborar estrechamente con el terapeuta para lograr el éxito. La terapia conductual y la terapia cognitivo-conductual son muy eficaces en el tratamiento de estos trastornos. La terapia conductual se centra en modificar acciones específicas y utiliza diferentes técnicas para detener este comportamiento. Una técnica consiste en la respiración diafragmática, que es una forma de respiración profunda. Otra técnica, llamada terapia de exposición, expone gradualmente al paciente al objeto o situación que le atemoriza y le ayuda a desarrollar habilidades de afrontamiento.

La terapia cognitivo-conductual enseña a las personas nuevas habilidades para reaccionar de forma diferente ante las situaciones que desencadenan la ansiedad o los ataques de pánico. Los pacientes también aprenden a comprender cómo sus patrones de pensamiento contribuyen a los síntomas y cómo modificar su forma de pensar para reducirlos o detenerlos.

De nuestros socios

Obtenga información adicional sobre fobias en Psych Central.

Otros recursos

Línea de ayuda para casos de suicidio y crisis 988
Teléfono: 988
988lifeline.org

Instituto Nacional de Salud Mental
866-615-6464
www.nimh.nih.gov

Asociación de Ansiedad Social
http://socialphobia.org/

Asociación Estadounidense de Psiquiatría
703-907-7300
www.psiquiatría.org/

Asociación Estadounidense de Ansiedad y Depresión
8730 Georgia Ave # 600
Primavera plateada
MD 20910
(240) 485-1001

www.adaa.org