Vivimos en una cultura que prioriza la productividad sobre el cuidado personal. Por lo tanto, es fácil excederse, sin siquiera darse cuenta. Esto puede llevar a un sobrefuncionamiento cuando se asumen responsabilidades y tareas que (1) no son necesariamente tuyas para completar o asumir, y (2) exceden tu tiempo y capacidad energética.

Reconocer cuándo estás haciendo demasiado es esencial para preservar tu bienestar mental, tu salud física y tu felicidad general.

¿Qué es exactamente el sobrefuncionamiento?

El sobrefuncionamiento es una respuesta común, pero a menudo pasada por alto, al estrés. Nos involucramos para gestionar, controlar o responsabilizarnos de cosas que tal vez no sean nuestras. Al enfrentarse a desafíos, quienes sobrefuncionan suelen sentirse obligados a "hacer más" para afrontarlos. Pueden asumir más responsabilidades en el trabajo, ofrecer ayuda constantemente a los demás o excederse en su vida personal para que todo funcione a la perfección. Con el tiempo, este patrón no solo conduce al agotamiento, sino que también puede dañar las relaciones al permitir que otros no funcionen bien o se vuelvan demasiado dependientes.

Banderas rojas de sobrefuncionamiento

  1. Nunca estás sin cansancio. Sensación constante de agotamiento (más allá de cualquier problema de salud física), incluso después de una noche de sueño completo o un día de descanso.
  2. Te sientes abrumado por las pequeñas tareas. Si te cuesta concentrarte, te frustras con facilidad o te sientes mental o físicamente abrumado, puede que estés dispersándote demasiado.
  3. Quieres sentir que tienes el control de la situación o evitar decepciones. Esta mentalidad te impide confiar en que otros te ayuden o te ayuden, así que terminas haciéndolo todo tú mismo.
  4. Cuando eres quien siempre hace más, podrías empezar a sentirte resentido o frustrado con los demás; podrías sentir que no contribuyen por igual. Esto puede tensar las relaciones y crear una dinámica poco saludable donde los demás dependen demasiado de ti.

Cómo prevenir el sobrefuncionamiento

  1. Límites: Empieza por identificar tus necesidades y reflexionar sobre tu capacidad de tiempo y energía. Los límites pueden consistir en rechazar un proyecto extra en el trabajo o limitar tu disponibilidad.
  2. Libérate del perfeccionismo: Adopta un enfoque más flexible hacia el éxito. Reconoce que la perfección no es realista ni necesaria, y que "suficientemente bueno" suele ser igual de efectivo.
  3. Descanse activamente: Adquiera el hábito de tomar descansos regulares a lo largo del día y reserve tiempo cada semana para realizar actividades que realmente lo relajen y lo rejuvenezcan.
  4. Delegar conscientemente: comience de a poco, pidiendo ayuda con tareas menores, y gradualmente aumente su comodidad al delegar responsabilidades mayores.
  5. Mejora tu autoconciencia: Reflexiona sobre por qué comenzaste a asumir tantas responsabilidades. ¿Te impulsa el miedo al fracaso o el deseo de demostrar tu valía? ¿Te preocupa decepcionar a los demás o lo que piensen de ti? Comprender tus motivaciones puede ayudarte a redefinir tu enfoque hacia la productividad y a liberarte de presiones innecesarias.

El sobrefuncionamiento es una calle de un solo sentido hacia el agotamiento

Podrías sentirte con más control, altamente competente o un miembro valioso de tu equipo o familia si siempre eres el responsable de que las cosas se hagan. Sin embargo, si no detectas estas señales a tiempo, el sobrefuncionamiento puede llevarte al agotamiento.

Si te identificas con estos patrones, quizás sea momento de dar un paso atrás y reevaluar tu situación. Aprender a reconocer cuándo estás haciendo demasiado y tomar medidas para gestionar tu carga de trabajo y tus expectativas puede ser transformador. Recuerda: no necesitas hacerlo todo para ser valioso.