Una guía para adolescentes y jóvenes
Es difícil iniciar una conversación sobre tu salud mental, pero nuestra guía puede ayudarte a comenzar.
Es hora de hablar de tu salud mental cuando…
- Simplemente no te sientes “bien” y no estás seguro de por qué.
- Tus pensamientos o las cosas que haces simplemente no parecen ser como piensan o se comportan otras personas.
- Tus pensamientos, sentimientos o comportamientos están empezando a afectar tu vida en casa, en la escuela o con tus amigos de una manera negativa.
- Ha tenido algunos de los signos y síntomas a continuación durante más de una semana:

Sentirse triste, vacío, desesperado o sin valor

Sensibilidad al sonido, la vista, el olfato o el tacto.

Sentirse demasiado preocupado

No poder hacer las tareas escolares

Sentir que tu cerebro te está jugando una mala pasada y oír ruidos de golpes o arañazos, o que alguien llama tu nombre.

Pérdida de interés en cosas que solía disfrutar o aislamiento de otras

Cambios en los patrones de sueño o niveles de energía.

Irritabilidad o inquietud

Problemas de concentración, memoria o pensamiento.

Pérdida de apetito o comer en exceso
Signos y síntomas que no debes ignorar
- Pensamientos o planes de matarse o lastimarse a uno mismo o a otra persona
- Escuchar voces o ver cosas que nadie más puede oír o ver
- Cambios inexplicables en el pensamiento, el habla o la escritura.
- Ser demasiado desconfiado o temeroso
- Grave caída en el rendimiento escolar
- Cambios repentinos de personalidad que son extraños o fuera de lo común.
Si usted o alguien que conoce tiene dificultades o está en crisis, hay ayuda disponible. Llame o envíe un mensaje de texto al 988 o chatee en 988lifeline.orgTambién puede comunicarse con Crisis Text Line enviando un mensaje de texto con la palabra "MHA" al 741741, acudir a su sala de emergencias local o llamar al 911.
¿Con quién puedes hablar?
Busca a una persona de confianza. Alguien que te escuche y te ayude a planificar tus próximos pasos. Podría ser un familiar (padres, abuelos, tíos), pero también puedes buscar recursos en tu escuela (enfermera o consejero académico), iglesia (rabino, pastor, líder de grupo juvenil) o comunidad (entrenador, vecino).
