Cosas a considerar
¿Qué tipo de síntomas está experimentando el niño/adolescente?
Si se autolesiona (como cortarse o arrancarse el pelo), amenaza de hacerse daño a sí mismo o a otros (incluida la posibilidad de hablar de suicidio) o experimenta una desconexión con la realidad (escuchar o ver cosas que no existen o tener pensamientos extraños), debe buscar ayuda de un profesional de la salud mental lo antes posible. Síntomas como irritabilidad, cambios en el sueño o el apetito, y pérdida de interés en ciertas actividades que antes disfrutaba podrían estar asociados con la pubertad o ser señales tempranas de un problema de salud mental. Para más información, consulte nuestra infografía: Pubertad o Problemas.
¿Cuánto tiempo llevan persistiendo los síntomas?
¿Ha tenido su hijo/a dificultades en los últimos días? ¿Semanas? ¿Meses? Ahora que ha determinado qué síntomas experimenta, es importante determinar cuándo comenzaron, si son persistentes o intermitentes, y si han empeorado con el tiempo. Los problemas de salud mental suelen durar más de uno a tres días. Sentirse constantemente "fuera de control" durante semanas es una buena señal de que necesita una evaluación profesional.
¿Cuándo son peores los síntomas y siguen patrones?
A medida que conozca los síntomas de su hijo/a, podrá notar que están estrechamente relacionados con ciertas situaciones. Por ejemplo, si su hijo/a adolescente está preocupado/a todas las mañanas antes de ir a la escuela y triste después, pero parece estar mejor los fines de semana, esto podría ser una señal de acoso escolar u otras dificultades con sus compañeros, y la mejor manera de abordarlo es buscando una manera de mejorar su entorno escolar. En el caso de las niñas y mujeres jóvenes, los cambios de humor pueden estar relacionados con los ciclos hormonales y requerir poca o ninguna acción, o una evaluación ginecológica. Quizás los cambios de humor se deban a un evento desencadenante, como una pelea con un amigo o un trauma. En estos momentos, es importante identificar el evento desencadenante y brindarle a su hijo/a un espacio seguro para expresar y procesar sus pensamientos y sentimientos. Por otro lado, algunos eventos o situaciones pueden ser signos o síntomas de un problema de salud mental. Por ejemplo, si su hijo/a adolescente tiene un problema físico leve (como un dolor o un chichón), se obsesiona con el problema y parece estar convencido de que se está muriendo por ello, o le cuesta respirar cuando está preocupado/a, podría estar mostrando signos de ansiedad. Tomar nota de los detalles puede ayudar a determinar la naturaleza de los problemas y qué tipo de acciones debe tomar para abordarlos mejor.
Dónde empezar a obtener ayuda
- Personal de apoyo escolar. Si cree que su hijo necesita adaptaciones en la escuela, vale la pena empezar a solicitar apoyo del sistema escolar cuanto antes. Obtener un Programa Educativo Individualizado (PEI) puede ser un proceso abrumador y complicado, pero tenga paciencia. Primero deberá solicitar una evaluación. Es mejor hacerlo por escrito. Un tratamiento o una evaluación previa con un psicólogo podrían ayudarle a explicar por qué su hijo es elegible y a definir los tipos de cambios que pueden ser útiles en la escuela. Hasta entonces, otro personal de apoyo escolar (orientador, trabajador social escolar o docente) también podría brindar apoyo y orientación adicionales. Obtenga más información sobre los PEI en http://www2.ed.gov/parents/needs/speced/iepguide/index.html.
- Su afiliado local de MHA. Mental Health America cuenta con más de 200 afiliados en 41 estados que están disponibles para ayudarle a encontrar información y recursos sobre trastornos de salud mental, tratamiento y estrategias de apoyo. Encuentre el afiliado en su área en http://www.mentalhealthamerica.net/find-affiliate.
- Su médico de familia. Los pediatras y médicos de atención primaria no son profesionales de la salud mental, pero algunos están capacitados para reconocer los síntomas de los trastornos mentales y pueden ayudar a distinguir entre otros problemas de salud. Puede empezar llamando al médico de su hijo para hablar sobre los síntomas por teléfono. Con base en la conversación, él o ella podrá decidir si debe llevar a su hijo a una consulta o derivarlo a otro médico o profesional de la salud mental.
Cómo lidiar con tus propios sentimientos
Es normal que tú también reacciones emocionalmente ante esta conversación. Estas son algunas reacciones comunes:
- Miedo y ansiedad – No está seguro de qué hacer. Conocía a alguien con un problema de salud mental y la vida fue difícil para él. Es normal tener estos pensamientos, pero es importante mantener la calma durante una conversación con su hijo. Haga todo lo posible por centrarse en las necesidades e inquietudes de su hijo mientras se confía en usted. Es probable que ya esté temeroso y nervioso por lo que ha estado experimentando y busque su apoyo, orientación y tranquilidad. Una vez que haya terminado de hablar con su hijo, infórmese. Visite mentalhealthamerica.net para obtener más información sobre los síntomas, las afecciones y las opciones de tratamiento y apoyo. Tenga en cuenta que casi 60 millones de estadounidenses padecen una afección de salud mental diagnosticable cada año y que la cobertura mediática se centra desproporcionadamente en los casos con peores resultados. La gran mayoría de las personas con afecciones de salud mental viven vidas plenas, productivas y saludables con el tratamiento adecuado.
- Tristeza o decepción – Duele ver a tu hijo sufrir. La vida puede ser bastante dura, y como padre, naturalmente no quieres que la vida sea más difícil para tu hijo de lo que tiene que ser. Está bien hacerle saber a tu hijo que te cuesta saber que está pasando por momentos difíciles, pero tranquilízalo diciéndole que sus dificultades no significan que te haya decepcionado. Reserva cualquier expresión de tristeza para una conversación aparte con otro adulto. Recibir apoyo y tratamiento tempranos y adecuados para los problemas de salud mental puede ayudar a que tu hijo recupere un mejor camino.
- Incredulidad – "No es mi hijo". "¿Cómo puede estar pasando esto?". La confusión y la incredulidad pueden ser su primera reacción al enterarse de que su hijo tiene problemas, pero fingir que no suceden no lo hace menos real. Los problemas de salud mental son reales y comunes, y la mayoría de las veces los síntomas comienzan en la juventud. Es importante tomar en serio a su hijo si ha acudido a usted en busca de ayuda, porque cuanto antes pueda abordar sus problemas, más probable será que mejore.
- Culpa – Es fácil pensar en todos los "qué hubiera pasado si..." y en las cosas que debería o podría haber hecho cuando su hijo le dice que tiene problemas de salud mental. Aunque puede ser fácil pensar así, ciertamente no ayuda. Concéntrese en lo que su hijo le ha dicho y en cómo puede ayudarlo a seguir adelante, en lugar de quedarse estancado en el pasado. No puede cambiar lo que ya sucedió, pero puede marcar una gran diferencia en lo que sucederá.
Es responsabilidad de los padres criar a sus hijos, pero en última instancia, ese niño es o se está convirtiendo en su propia persona (especialmente durante y después de la pubertad). Los padres no pueden controlar la expresión genética ni todos los elementos del entorno que afectan a su hijo. Aun así, así como existen factores de riesgo para el desarrollo de afecciones de salud mental, también existen factores de protección que ayudan a combatir el riesgo y a prevenir que los síntomas se agraven o se vuelvan más frecuentes. Haga su parte para aprender más sobre los factores de protección y las maneras de fomentar la resiliencia en su hijo y póngalos en práctica. No olvide el bien que ha hecho como padre. Piense en las cualidades que le ha inculcado para fortalecerlo y ayudarlo a afrontar los problemas. Agradézcale por confiar en usted, lo que le permitió sentirse seguro y capaz de buscar ayuda. Piense en cómo puede seguir reforzando esas cualidades mientras le brinda apoyo a su hijo en sus momentos de necesidad.
Independientemente de los sentimientos que tenga después de hablar con su hijo sobre su salud mental, es importante que busque apoyo para usted mismo al mismo tiempo que busca apoyo para su hijo. Hable con amigos y seres queridos. Únase a un grupo de apoyo en línea. No está solo y podría aprender valiosas lecciones de otras personas que han buscado ayuda para sus hijos.