La cultura laboral impacta todos los aspectos de una empresa, desde el funcionamiento diario hasta los resultados. En su libro, From Bully to Bull's Eye, Andrew Faas describe tres tipos de culturas laborales: dictatorial, desarticulada y estable.

Si bien una cultura laboral estable es ideal, muchos lugares de trabajo tienen culturas dictatoriales y desarticuladas. Estas culturas pueden ser tóxicas y perjudicar la salud mental en el trabajo.

Cultura dictatorial: Un entorno laboral dictatorial se basa en el poder y el control. El jefe suele ser un acosador, y se fomenta el acoso como medio de ascenso en la empresa. Hay altos niveles de secretismo y celos, con poco espacio para las relaciones positivas entre los empleados.

Cultura desarticulada: Como su nombre indica, el entorno laboral desarticulado carece de valores fundamentales y de controles y equilibrios de poder. Si bien puede parecer jerárquico y burocrático, hay poca aplicación de las normas y las reacciones emocionales son comunes al gestionar conflictos. Estos entornos laborales suelen estar plagados de favoritismo y nepotismo, y pueden no ofrecer una retroalimentación clara sobre el desempeño de los empleados.

Cultura estable: Un entorno laboral estable ofrece objetivos, normas y valores claros a los empleados. La comunicación es abierta y clara, y los conflictos se gestionan eficazmente, sin temor a represalias. Los empleados reciben apoyo, motivación y recompensas según la calidad de su trabajo. Todos comprenden su función en la empresa y colaboran para garantizar el éxito de todos, no solo de algunos.

Además de amenazar la estabilidad a largo plazo de la empresa, las culturas laborales dictatoriales y desarticuladas brindan un espacio donde el acoso puede prosperar (y a menudo lo hace).

El acoso en el trabajo

Las investigaciones demuestran que muchas personas sufren acoso laboral. Aproximadamente dos de cada cinco personas han sido víctimas de acoso laboral. Casi la mitad de quienes sufren acoso laboral sufren problemas de salud relacionados con el estrés. El acoso puede ser verbal, psicológico, físico o en línea. También puede incluir la exclusión de futuras oportunidades laborales. Estas situaciones de alto estrés pueden tener graves consecuencias para la salud física, la salud mental y las relaciones personales. Además, el miedo a las represalias o incluso a la pérdida del empleo impide que muchas personas denuncien comportamientos abusivos en el trabajo. Incluso cuando se denuncia el comportamiento, los empleadores suelen gestionar mal las respuestas o justificar el acoso como un "estilo de liderazgo".

Según un estudio reciente basado en entrevistas a 800 gerentes y empleados de diecisiete sectores, más de la mitad de quienes sufren acoso laboral pierden tiempo de trabajo preocupándose y evitando al agresor, y también reportan una disminución en su rendimiento y compromiso con la empresa. Casi la mitad de quienes sufrieron acoso laboral reportaron una disminución intencional del esfuerzo laboral, el tiempo dedicado al trabajo y, en un número menor, la calidad del mismo. Los costos del acoso laboral son altos tanto para los empleados como para los empleadores, así que ¿qué podemos hacer al respecto?

¿Qué puedo hacer como empleador?

Como empleadores, podemos distraernos tanto con el panorama general que perdemos de vista el entorno laboral cotidiano. Sin embargo, como demuestran las investigaciones, un entorno laboral saludable puede marcar una gran diferencia para su empresa y aumentar la productividad, la retención y la innovación de los empleados. Si sabe que su lugar de trabajo no es saludable o si le interesa fortalecerlo aún más, hay varias medidas que puede tomar para empezar.

Revisar los datos disponibles y las políticas actuales. ¿Sus empleados reportan alta satisfacción? ¿Tiene una alta tasa de rotación? ¿Su empresa tiene un objetivo claro con valores que se aplican y defienden en el lugar de trabajo? Analice las cifras, el plan de negocios y las políticas para ver la situación actual de su empresa y las oportunidades financieras que podría tener para invertir más en sus empleados y la cultura laboral. Es importante enfatizar no solo los valores y creencias de la empresa, sino también las definiciones y políticas para temas como el acoso y la violencia en el trabajo. Analice dónde se necesita mayor claridad o incluso nuevas políticas.

Abrir un diálogo con los empleados actuales. Las cifras tienen un límite, y las buenas políticas solo son útiles cuando se ponen en práctica. Cree un espacio seguro y abierto donde los empleados puedan compartir sus inquietudes y deseos. Esto puede hacerse mediante encuestas anónimas, conversaciones individuales o ambas. Permita que los empleados le informen sobre comportamientos peligrosos o abusivos, prácticas poco útiles para denunciar abusos y cualquier aspecto que consideren que pueda mejorar. Escuchar directamente a los empleados es la forma más sencilla de comprender su vida diaria. Asegúrese de escuchar y considerar seriamente la información que sus empleados comparten con usted.

Tomar medidas. Tras revisar datos, políticas y entrevistas, es posible que tenga información contradictoria o poco clara. Podría recibir quejas sobre personas que consideraba sus mejores empleados o descubrir que su misión y valores como empresa no se están cumpliendo en la práctica. Los líderes de la empresa deben analizar estos hallazgos y determinar qué cambios específicos deben realizarse, ya sean prácticas de contratación diferentes, mejores políticas para la gestión de conflictos laborales o una mayor adhesión a las creencias de la empresa. Esto también implica abordar cualquier comportamiento tóxico que se haya permitido o incluso fomentado hasta el momento. Si bien esto podría requerir grandes cambios, crear una cultura laboral saludable y contar con políticas que apoyen a todos los empleados es una decisión empresarial inteligente. Esta inversión inicial puede evitar pérdidas en la rotación de personal y la productividad laboral.

Adaptarse y ser flexible. Una cultura laboral saludable permite que los empleados sean escuchados. Esto implica estar abiertos a la retroalimentación continua sobre las políticas y prácticas de la empresa. Mantener un entorno laboral saludable y abordar las conductas tóxicas debe ser una prioridad. Acostúmbrese a revisar qué fortalece y qué no su entorno laboral y responda en consecuencia.

Recursos:

De matón a blanco, por Andrew Faas