Los alimentos que ingieres son fundamentales para mantener una buena salud y bienestar, tanto mental como físico. Una dieta sana y equilibrada que incluya verduras de hoja verde, frutas, legumbres, pescado, cereales integrales, frutos secos, aguacate y aceite de oliva beneficia tu cerebro y puede ser una forma de controlar los problemas de salud mental.

Sin embargo, la comida saludable no siempre es accesible para todos. Las desigualdades sociales, estructurales y sistémicas contribuyen a mayores tasas de hambre y a la prevalencia de problemas de salud mental entre las personas negras, latinas y nativas americanas.

Las partes interesadas de la comunidad, como los bancos de alimentos, las despensas de alimentos, las organizaciones sin fines de lucro, las organizaciones de salud pública y las organizaciones de atención médica, pueden trabajar para abordar este problema. Una filial de Mental Health America (MHA), la Asociación para la Salud Mental y el Bienestar (MHAW), ya lo está haciendo.

Hace varios años, MHAW colaboró con una nutricionista para analizar los alimentos que su Centro de Recuperación servía durante las comidas compartidas. Querían ofrecer opciones saludables fácilmente. En cuanto lo hicieron, descubrieron que la gente optaba por frutas y verduras frescas, y también que muchas personas sufrían escasez de estos productos en casa. Para abordar este problema, comenzaron a operar despensas de alimentos en tres de sus centros de servicio con el fin de seguir sirviendo y apoyando la salud integral de sus comunidades.

En colaboración con Feeding AmericaMHA identificó formas similares en las que puede tomar medidas al respecto en su comunidad:

  • Convocar a socios de alimentación, hospitalidad, educación, servicios sociales y otros socios comunitarios para identificar y desarrollar soluciones al hambre y las barreras de salud dentro de la comunidad.
  • Priorizar el aumento del acceso a alimentos, atención médica y medicamentos asequibles; abordar los determinantes sociales de la salud; eliminar las disparidades en materia de salud; amplificar la voz de la comunidad.
  • Generar confianza a través de interacciones y comunicación positivas con la comunidad y participar en el desarrollo de estrategias para abordar las necesidades únicas y complejas de las personas que enfrentan el hambre, eliminando los prejuicios y reconociendo que estamos todos juntos en esto.
  • Diseñar recursos culturalmente apropiados y hacerlos accesibles en clínicas locales, supermercados, bancos y despensas de alimentos, centros comunitarios, escuelas y lugares de culto.
  • Abogar por políticas, sistemas y enfoques de cambio ambiental que respalden un mayor acceso a alimentos nutritivos, una mejor salud y bienestar para los miembros de la comunidad más necesitados.