Los empleados que viven con enfermedades mentales desean entornos laborales saludables como los demás. Ignorar la salud mental en el trabajo causa pérdidas masivas en los resultados de las empresas y genera dificultades para los empleados. Con estadísticas que muestran que 1 de cada 5 adultos padece un trastorno mental diagnosticable, es hora de que todos los empleadores sean proactivos en las políticas laborales. Tanto si busca crear un espacio que priorice la salud mental como si busca un entorno de apoyo, aquí tiene algunos componentes clave para promover la salud mental en el trabajo:

Pautas de conducta empresarial. El empleador crea y aplica directrices de conducta empresarial, incluyendo una sección sobre trato justo y equitativo y una subsección sobre discriminación en el lugar de trabajo. Estas directrices promueven el cumplimiento de todas las leyes federales y estatales. Se informa a los empleados sobre sus derechos, incluyendo la Ley de Licencia Familiar y Médica, que otorga a los empleados elegibles de empleadores cubiertos el derecho a tomar una licencia sin goce de sueldo y con protección laboral por razones familiares y médicas específicas, bajo los mismos términos y condiciones que si el empleado no la hubiera tomado.

Acceso a Programas de Asistencia al Empleado (EAP). El empleador proporciona acceso a los PAE que pueden ayudar a los empleados a lidiar con las presiones relacionadas con el estrés, emocionales y psiquiátrico que pueden limitar su eficacia laboral. Los PAE pueden proporcionar orientación voluntaria, derivaciones y seguimiento a los empleados, además de atender las necesidades laborales a gran escala.

Cobertura adecuada de salud mental. El empleador ofrece un seguro que brinda una cobertura adecuada de salud mental. A pesar de las regulaciones de paridad, algunas aseguradoras siguen imponiendo más restricciones al acceso a servicios de salud mental que a la atención de enfermedades físicas, a pesar de que cada año más personas padecen una enfermedad mental. Recortar los fondos para la atención de salud mental puede aumentar los costos médicos generales para el empleado y el empleador.

Alojamientos. El empleador ha creado un entorno que facilita el trabajo cuando se necesitan adaptaciones y deja claro que existen adaptaciones disponibles. Esto incluye la posibilidad de teletrabajar desde casa o un horario flexible que puede ser útil cuando factores como las citas médicas dificultan mantener el mismo horario.

Una estrategia de equilibrio entre vida laboral y personal. El empleador crea e implementa políticas que protegen el equilibrio entre el trabajo y la vida personal de los empleados, con el objetivo de reducir las enfermedades y el ausentismo.

Discusión sobre la salud mental en el trabajo. El empleador busca crear un entorno donde los empleados se sientan cómodos al hablar sobre sus problemas de salud mental sin temor a la discriminación ni al estigma. Esto incluye ofrecer ponentes sobre temas como enfermedades mentales y estrés laboral.

Ofrecer apoyo personal. El empleador y los empleados se mantienen al tanto de las personas que puedan estar pasando por momentos difíciles. Si saben que alguien tiene un resfriado o gripe, es común enviarles buenos deseos o preguntarles cómo se encuentran. Crear un ambiente donde nos mantengamos al tanto de la salud mental de los demás puede ayudar a que las personas se sientan menos aisladas o como si tuvieran que mantener sus dificultades en secreto.

Una política de retorno al trabajo. El empleador crea estrategias de discapacidad y retorno al trabajo para todos los empleados, incluidos aquellos con enfermedades mentales.